Estudiantes Campeón Apertura ´06
Un día leí en la tapa de una agenda: "Hay dos formas de ver la vida, una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro". En casi 3 semanas vi la vida de esas dos formas. Y si…yo creía que no existían los milagros, y que solo de esa manera el pincha podía salir campeón. En un torneo donde estábamos 4 puntos abajo, y me había resignado (pensé que ya en la 18º fecha Boca era Campeón) , este llegó. Si, ahora creo que “todo” es un milagro.
Un día leí en la tapa de una agenda: "Hay dos formas de ver la vida, una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro". En casi 3 semanas vi la vida de esas dos formas. Y si…yo creía que no existían los milagros, y que solo de esa manera el pincha podía salir campeón. En un torneo donde estábamos 4 puntos abajo, y me había resignado (pensé que ya en la 18º fecha Boca era Campeón) , este llegó. Si, ahora creo que “todo” es un milagro.
Todo empezó cuando la dirigencia del club decidió contratar como técnico a uno de mis mayores ídolos…el CHOLO SIMEONE. Pero también volvía un gran referente, la Brujita Veron. Ambos, juntos con otros grandes que ya estaban (Pavone, Calderón, Alayes, Braña, etc.) pasábamos una mala experiencia perdiendo por penales contra el San Pablo en la Libertadores. Nos quedábamos afuera de la copa en cuartos, después de grandes hazañas: el 4-3 que dimos vuelta contra el Sporting, el 2-1 al Bolívar bajo la lluvia con gol agónico del Tanque y muchos otros partidos con tantos en los últimos minutos cuando se moría el encuentro.
Empezó el torneo Apertura. Todavía éramos locales en la cancha de Quilmes, un lugar donde nuestros amigos cerveceros nos hicieron sentir tanto cariño. Justamente con ellos jugábamos el 1º partido, pero como visitante. Todavía yo no volvía de Neuquén, por lo que tuve que optar entre escuchar los comentarios que daban cada tanto en radio Continental, o escucharlo por Internet con 20 minutos de atraso. Me decidí por la primera opción, pero más que escuchar al Pincha, me tuve que bancar a Boca-Banfield. Pero bue, Pavone tuvo una buena tarde, ganamos 1 a 0 en un partido aburrido (según me contaron) frente a un deslucido equipo.
En la 2º fecha recibíamos a Gimnasia de Jujuy. Ya estaba de regreso en La Plata, así que pude decir presente en la 2º bandeja del estadio (ya teníamos nuestros lugarcitos asignados a la derecha del arco). Con la cartera llena de golosinas (“el gran quiosco de Lola”, como me cargaban), asistía a mi primer partido del campeonato. Con un poco más de juego que el anterior cotejo, ganamos con gol de Calderón.
Empezó el torneo Apertura. Todavía éramos locales en la cancha de Quilmes, un lugar donde nuestros amigos cerveceros nos hicieron sentir tanto cariño. Justamente con ellos jugábamos el 1º partido, pero como visitante. Todavía yo no volvía de Neuquén, por lo que tuve que optar entre escuchar los comentarios que daban cada tanto en radio Continental, o escucharlo por Internet con 20 minutos de atraso. Me decidí por la primera opción, pero más que escuchar al Pincha, me tuve que bancar a Boca-Banfield. Pero bue, Pavone tuvo una buena tarde, ganamos 1 a 0 en un partido aburrido (según me contaron) frente a un deslucido equipo.
En la 2º fecha recibíamos a Gimnasia de Jujuy. Ya estaba de regreso en La Plata, así que pude decir presente en la 2º bandeja del estadio (ya teníamos nuestros lugarcitos asignados a la derecha del arco). Con la cartera llena de golosinas (“el gran quiosco de Lola”, como me cargaban), asistía a mi primer partido del campeonato. Con un poco más de juego que el anterior cotejo, ganamos con gol de Calderón.
3º CAPITULO (como dicen en Fútbol de Primera): Viajábamos a Santa Fe para enfrentarnos con el Colon del Huevo Toresani (pobre, duro muy poco). Obviamente (o lamentablemente) lo seguimos desde casa. Tele y radio prendida, festejamos el penal cobrado (nos dimos cuenta antes que lo digan, porque la tribuna Pincha empezó a saltar). Terminamos ganando 2 a o con ambos goles del Tanque y unos Sabaleros bastante enojados porque no obtenían buenos resultados. Así nos volvimos con otros 3 puntos mas, 3 victorias al hilo y 9 puntos que nos dejaban en lo mas alto de la tabla en compañía de Boca.
“Se nos vino la noche”, “Estamos al horno” y tantas otras frases quedaban para esta etapa que se venia. Una seguidilla de 4 partidos donde no conseguíamos ganar y solo habíamos convertido un gol. Encima en los dos partidos de locales había tenido problema con la policía (me veían la cara???!!!). Y así fue…
4º Fecha --> Jugábamos de local con Belgrano. Sole tenía fiebre, así que me fui solita. En el cacheo tuve que dejar el diario que había comprado para leer solo una hora antes. Empezamos ganando con gol de Veron, que trajo un gran problema porque festejó colgado del alambrado y no le sacaron la 2º amarilla. En el ST el Cholo hizo cambios equivocados, el equipo se aplacó demasiado, y nos terminaron ganando 2-1 (el gol de Serrizuela fue una verdadera bomba de tiro libre). Resignados y con la cabeza gacha empezamos a dejar el estadio. Para colmo ese día estrenaba “mi nuevo quiosco” y “casita de caracol”, una mochila negra con dos pins (el escudo y otro de Los Tipitos), que por supuesto tome como mufa, pero después nunca la deje de llevar conmigo a todas partes.
5º fecha: Íbamos a la Boca. No teníamos que dejar que se pase este tren. Si queríamos acercarnos un poco a la punta teníamos que ganar si o si, a pesar de faltar tanto por delante. Pero se dio una tarde bastante negra. En el bar El Parlamento de 7 y 51, seguimos minuto a minuto el desastre. Nos convirtieron 2 goles, nos echaron a Pavone (que había tenido alguna bola que dio en el palo) y en el segundo tiempo nos quedamos sin Herrera en el arco. Los guantes se los calzó Pablito Álvarez que por suerte no tuvo grandes sustos
(según contaron, Palermo pidió que no nos compliquen ya que estaban ganando 2 a 0 y faltaban pocos minutos para el final)
6º fecha ---> estuve todo el viaje hasta Quilmes comentando que esperaba que la policía no quiera sacarme nada…adivinen que pasó???. Una oficial encargada del control de la puerta, me vio cara de barra brava y no me dejaba entrar con Pepa, como si yo fuera a matar a alguien con la bandera que hice con tanto amor. Fuera de eso pasamos un partido embolante con Banfield. Típico 0-0 donde se escapa algún bostezo entre la gente. Estábamos 5 puntos de Boca, y se disputaba el cotejo donde jugaban con Gimnasia, en el cual perdían 1 a 0, pero todo se suspendió hasta nuevo aviso por problemas entre el presidente del Lobo y el referí.
7º fecha ---> Ultimo partido de esta tormenta. Los rosarinos de Central nos hundían aun más. Seguimos por Domingol este encuentro en el horario de las 14:00 hs. Cuando comenzaba a morirse el partido y nadie encontraba el gol, apareció la cabeza de Wanchope para abrir el marcador. Otra derrota más que solo logró aliviar el empate de Boca con
Godoy Cruz. Volvíamos a quedar a 6 puntos y las esperanzas de campeonato quedaban lejos.
El refrán dice: Siempre que llovió, paró. Y así fue como esos días malos quedaron atrás. Comenzamos a inflar un globo que subió y nunca bajo. Ganábamos un partido atrás del otro y yo pensaba que la racha en cualquier momento se cortaba, pero no pasó (salvo un pequeño desliz con Argentinos).
En una lluviosa noche de viernes, abríamos la 8º fecha. Nos enfrentábamos al Independiente de Burruchaga que no fue bien recibido, principalmente por la platea. Era el último partido que jugábamos en Quilmes y por culpa del agua que cayó, tuve que quedarme a verlo por la tele. Corrían rumores de peleas entre Simeone y Calderón, además de una supuesta idea de echar al entrenador en caso de no conseguir una victoria. Pero esta llegó, aunque con un poco de suspenso. A los 42´ del PT Caldera abrió el marcador, descargándose con un gran grito, por venir de una larga sequía personal. El ST empezó con el empate del Rojo. Pero no tardo en llegar el tanto de Alayes 2 minutos después. El alivio del triunfo solo se opaco con la grave fractura que sufrió Juan Huerta.
En la 9º fecha nos tocó ir al Nuevo Gasómetro. Era un sábado a la noche y mi prima Gime festejaba su cumple. Entre empanadas, sándwich de miga y cumbia, nos escapábamos a la cocina para ver fragmentos del partido. Alguien grito de repente… GOOOL!!!! De casualidad la pelota rebotó en Pablo Álvarez, que justo estaba en el área y convirtió el 1º y único tanto de la noche. No fue el mejor partido, pero sirvió para ganar. Pero Boca no resignaba puntos; a pesar de ir perdiendo 2-0 en el primer tiempo gano finalmente 3 a 2.
Se venia la fecha 10. Hacia 3 partidos que no iba a la cancha las ganas de estar en la tribuna eran muy grandes. Otra vez nos tocaba jugar un sábado porque el lobo elegía que día quería. Esa tarde yo estaba lavando ropa y estudiando, cuando me llamó el tío para invitarme a Lanus. Las dudas vinieron, por falta de dinero y tiempo, pero no podía dejar de ir (algo bueno se venía!!) Con los apuntes de Patología a cuesta me fui a 7 y 32, donde me pasaban a buscar. Una linda noche nos tocó. Llegamos temprano y nos acomodamos en un buen lugar. Tuvimos un invitado de honor en la popu…la Brujita (no jugaba por 5º amarilla). El primer tiempo no tuvo emoción, y tuvimos que esperar a la 2º parte. Ahí Pavone se encendió, y convirtió 2 bombazos que rompieron la red. El 3º gol fue de Cominges, que reapareció después de un buen tiempo. El fin de semana fue completo: el domingo se jugaba el súper clásico y River le ganaba por 3 a 1 a Boca. La distancia en la tabla se achicaba a solo 3 puntos.
Llegó el gran día, 15 de octubre de 2006, llegó el clásico. Además era una fecha especial, como decía la canción, “ay que risa que me da, el día de la madre la pasas con tu papá”. Con todo el entusiasmo y nervios típicos de esta clase de partidos, nos fuimos con Sole en el TALP hasta el estadio Único (nos mudábamos de cancha). Antes compramos en un mercado de calle 60 un gran sándwich de fiambre para almorzar. El encuentro fue a las 14:00 y a pesar de la época del año hizo mucho calor, y sirvió para tomar un poco de sol. Recibimos al equipo con una gran fiesta, y ellos se encargaron de retribuirnos ese cariño. Además Verón dijo en la manga “Si queremos salir campeones tenemos que ganar este partido”. En sólo 3´ Galván nos dio la primera alegría; después de un tiro libre de la brujita, cabeceo casi llegando a tocar el piso. El autor del 2º fue Caldera también de cabeza. Para cerrar el 1º tiempo, Pavone acertó con un bombazo de afuera del área. Así nos íbamos al descanso ganando 3 a 0. El ST no iba a defraudar, se venían 4 goles más para celebrar por siempre. Dos tantos de Caldera, uno de Lugüercio y otro de Galván cerraron el 7 a 0 final. Llenos de emoción terminamos en la esquina mas famosa de La Plata para los festejos, 7 y 50 (ven!! Hasta el número de la calle está con nosotros…)
En la 12º fecha teníamos que ganar para demostrar que lo del partido anterior no había sido casualidad. Nos íbamos a Mendoza a jugar contra Godoy Cruz y nos tocaba otra vez en el horario de las 14, así que aprovechábamos para disfrutarlo mientras almorzábamos. Junto con la abuela Caro y Sole fuimos a ver el encuentro en Frawen´s entre pastas, pollo y ricos postres. Otra vez terminábamos la 1º parte 3-0, pero ahora quedábamos con esa cantidad de goles y casi finalizado recibimos uno en contra. Mientras tanto, en Avellaneda, no se jugaba Racing-Boca; la Academia utilizaba el derecho de admisión en contra de algunos integrantes de la 12, lo cual enojo al club Xeneize. De esta manera nos quedábamos con los mismos 25 puntos que los bosteros
Empezaba una serie de partidos que nos tocaba jugar los sábados. Uno de ellos era este contra Chicago en la 13º fecha. Justamente estos días tenía que ir al Zoo a trabajar a la tarde hasta las 18:00 (el partido era 18:30). Pedí salir mas temprano, pero por un error mío me fui recién a las 17:30. El colectivo no pasaba y los minutos corrían. Finalmente una camioneta fue mi salvación. Una familia que pasaba delante mio tenía una bandera roja y blanca en la ventana, por lo que supuse que se dirigían al mismo lugar que yo. Tomé fuerzas y les pedí que me acercaran hasta la cancha…me salió bien!!! Llegué a tiempo al partido. Con respecto al juego, ganamos 2-1 con gol de Pavone y el 2º en contra. El Pincha jugó bien el PT, pero el ST se quedó y llegamos a temer por el empate que por suerte no llegó.
Se decidió que el 1º partido que jugara Boca para ponerse al día en el campeonato sea con Racing. Fue el miércoles 01/11 a la tarde. No se sacaron ventajas y salieron o-o en un horrible y aburrido encuentro. Pero eso significaba que nos sacaban 1 punto en la tabla.
Otra vez sábado, otra vez de noche. Había que preparar la comida, pero no era la cena, si no los sorrentinos para el mediodía siguiente. Llegaba Sole de viaje y quería tener listo un buen almuerzo. Fui a los chinos a comprar los ingredientes unos minutos antes que empezara el partido, pero me atrasé y a Alayes se le ocurrió meter el único gol a los 9´…me lo perdí!!! Está bien, ganamos, pero hasta el otro día no pude ver las imágenes del tanto. No importa!! Ganamos y era lo importante, 1-0 con Vélez. Seguíamos sin perder
Un día gris en el futbol, un momento triste. Era 8 de diciembre y Boca tenía que completar el ST con Gimnasia. Todo fue muy extraño, los jugadores del Lobo no se movían y en poco tiempo el partido se dio vuelta. Terminó 4- 1 y los bosteros quedaban cada vez más lejos, a 4 puntos. Al otro día salio a la luz que un grupo de barra bravas de Gimnasia había amenazado a todo el equipo (con pistolas incluidas) para que se tiren para atrás y se dejen ganar, de esa manera evitaban que nosotros recibamos ayuda de ellos para conseguir el campeonato.
Una prueba, para saber quien seguía peleando el torneo con Boca, era este partido. Nos mediamos con River en la 15º fecha. Ambos teníamos los mismos puntos, y un empate o derrota significaba perder toda oportunidad de conseguir la copa. No estábamos con la suerte de nuestro lado, en el encuentro anterior habíamos perdido dos jugadores de importancia: Pavone acumulaba 5 amarillas y Veron había sido expulsado. Pero demostramos que todos en el equipo importaban. Ganamos 3-1 con goles de Alayes, Benítez y el último en contra. Pasamos solamente un pequeño susto en el momento que el partido se puso 2 a 1 luego de gol de Nasuti. Dejamos atrás al Millo y seguíamos en camino.
La violencia en el fútbol era cada vez mas intensa. Reuniones todos los días para decidir si se suspendían o no los partidos. La decisión final fue que la fecha se jugaba, pero con la presencia de publico local y solamente si eran socios. Justo nos tocaba jugar en Rosario con Newell’s. El equipo entro, levantó los brazos y no pudo recibir aplausos de su gente. Pero nosotros desde La Plata mandábamos nuestra fuerza y apoyo. El Pincha no estaba jugando de la manera que nos había acostumbrado. El esfuerzo se notaba, pero los resultados eran pobres. Para colmo la Lepra pasó a ganar con penal pateado por el Paraguayo Cardozo. Se moría el partido y por varias faltas en el transcurso del ST se adicionaron 5 minutos más. Un poco de respiro tuvimos en el minuto 45 , Calderón trajo el empate y creíamos que ahí se terminaba todo, nos volvíamos con 1 punto a cuesta. Pero increíblemente apareció un debutante, un pibe de 17 años y 1,63 mt de altura, saltó como un gran gigante y cabeceo a los 48´ al arco. Un verdadero golazo!! Fue perfecto, mejor imposible. Nadie gritaba en las tribunas, pero el Cholo corría en círculo dentro de la cancha y pedía calma como siempre, en el banco los suplentes y el cuerpo técnico no dejaban de abrazarse, y en el campo de juego una montaña humana cubría a Pablo Piatti, que tirado en el piso festejaba su primer gol. Muchos decían que era la suerte del campeón, no se, yo solo sabia que el sufrimiento pasaba a ser alegría y que sumábamos otros nuevos 3 puntos.
La violencia en el fútbol era cada vez mas intensa. Reuniones todos los días para decidir si se suspendían o no los partidos. La decisión final fue que la fecha se jugaba, pero con la presencia de publico local y solamente si eran socios. Justo nos tocaba jugar en Rosario con Newell’s. El equipo entro, levantó los brazos y no pudo recibir aplausos de su gente. Pero nosotros desde La Plata mandábamos nuestra fuerza y apoyo. El Pincha no estaba jugando de la manera que nos había acostumbrado. El esfuerzo se notaba, pero los resultados eran pobres. Para colmo la Lepra pasó a ganar con penal pateado por el Paraguayo Cardozo. Se moría el partido y por varias faltas en el transcurso del ST se adicionaron 5 minutos más. Un poco de respiro tuvimos en el minuto 45 , Calderón trajo el empate y creíamos que ahí se terminaba todo, nos volvíamos con 1 punto a cuesta. Pero increíblemente apareció un debutante, un pibe de 17 años y 1,63 mt de altura, saltó como un gran gigante y cabeceo a los 48´ al arco. Un verdadero golazo!! Fue perfecto, mejor imposible. Nadie gritaba en las tribunas, pero el Cholo corría en círculo dentro de la cancha y pedía calma como siempre, en el banco los suplentes y el cuerpo técnico no dejaban de abrazarse, y en el campo de juego una montaña humana cubría a Pablo Piatti, que tirado en el piso festejaba su primer gol. Muchos decían que era la suerte del campeón, no se, yo solo sabia que el sufrimiento pasaba a ser alegría y que sumábamos otros nuevos 3 puntos.
17º Fecha: Era el momento en que el Cholo se enfrentaba al equipo al cual es hincha, su querido Racing. Obviamente no es lo mismo para nosotros, con la academia no hay buena relación por ser amigos del Lobo. Mi gran duda era como iba a ser la reacción de Simeone ante ellos: gritaría o no los goles? Lo aplaudirían? A esa altura ya era imposible conseguir lugar en la popular si no eras socio, y como estaba Luli y mamá, tuvimos que presenciar el partido en la platea. Comenzamos ganando con un gol de Galván en el PT y ya en el 2º otro de los pibes convirtió su primer gol, Saucedo. El correntino no podía mas de la alegría por lo que sucedía.
Estábamos cada vez mas cerca del final, una fecha clave donde se podía definir el torneo. Era la 18º, Boca viajaba a Córdoba para medirse con Belgrano. Por estar a 4 puntos, había varios resultados de ellos y nuestros, que si se daban, provocaban que los Bosteros se consagren campeones. Muchos viajaron para hacer del final del partido una gran fiesta. Por nuestro lado, nos enfrentábamos a Argentinos en su cancha. Con el colectivo de la filial “16 de Octubre” nos fuimos con mamá y Luli hasta la Paternal. Una gran caravana por las calles de Capital al ritmo de cantos y palmas. Fue una verdadera tarde para el infarto, el minuto a minuto ardía. Muchos nervios adentro y fuera de la cancha. Un trago amargo llegó a los 24´ del PT, el Polo Quinteros nos convertía un gol. Las miradas recayeron sobre él ya que era su ultimo partido, se retiraba del futbol. Antes de llegar al descanso, hubo saludos y reconocimientos para un jugador que los Bichos querían, pero a nosotros nos quitaban minutos de juego. El alivio comenzó a llegar desde la radio de algún hincha platense en el 2º tiempo, que anunciaba que un tal Peppino anotaba para Belgrano. Era el momento para realmente entrar en el partido y comenzamos a alentar al equipo con el típico canto: “Olele, olala, Boca está perdiendo, tenemos que ganar”…Y nos escucharon y actuaron. A los 32´ Pavone convirtió y después a los 42´ Veron. No se aguantaba la alegría entre nosotros, y menos entre los jugadores, que por relajarse perdieron de vista a unos de los contrarios, Choy. Si, el ex tripero nos convertía en los minutos adicionados. Y si, empatamos. Obviamente el uruguayo grito el gol como si fuera para ellos la copa. Nos volvimos al cole con un sabor agridulce. Que oportunidad se escapaba. Muchos comentarios de que tendrían que haber hecho los jugadores, pero principalmente que Boca no podía perder 2 partidos seguidos, pensando en el próximo con Lanus y encima en la Bombonera. La diferencia en la tabla ahora era solo de 3 puntos.
Ultima fecha, ultimo partido del campeonato. Otra vez a sufrir con la radio al oído. Mi idea no era ir a la cancha a desesperarme, quería despedir al equipo de la mejor manera, agradecer al Cholo toda su dedicación, tener una fiesta. Pero no!! El destino decía que no se podía estar tranquila ni en este encuentro. Pocos en la hinchada de Arsenal y el resto de la cancha teñida de rojo y blanco. Se decidió que ambas cabeceras pertenezcan a Estudiantes para que nadie se pierda esta alegría. Obviamente había otro partido a la misma hora. Boca recibía a Lanus que quería cerrar una buena campaña y no pensaba regalar nada. Por su parte los Xeneize querían esta vez si levantar la copa. Con solo empatar, sea cual fuera nuestro resultado, se consagraban campeones. Otra vez lo mismo que la semana anterior, seguir 2 partidos a la vez. Ambos encuentros comenzaron a la misma vez. Arsenal no quería resignar puntos y se nos ponía difícil la situación. Promediaba el PT y la hinchada contraria nos gritaba un gol; no era de ellos, si no de Palermo que de penal convertía frente a Bossio. Respirábamos minutos después cuando Graf empató para el grana. Un entretiempo llegó con igualdad en ambas canchas, se nos hacia difícil llegar al arco de los del Viaducto. Comenzó el ST con las esperanzas de que la historia cambie a nuestro favor y ocurrio ese milagro que hablábamos al principio. El grito ensordecedor en cada punta del estadio llegaba y nos indicaba que Lanus metía su 2º gol. Faltaba simplemente que el tanteador se abriera a nuestro favor. Tardó pero llegó: un cabezazo de Alayes y una bomba de Pavone cerraron el 2-0. Terminó en La Plata y minutos después en la Bombonera. Alcanzábamos a Boca con 44 puntos, se venia el 1º desempate en la historia de los torneos cortos, y nosotros éramos protagonistas. Puedo jurar que fue el momento que más temblé en un partido. Masivamente fuimos a festejar a 7 y 50. Por primera vez me animaba a creer que el Pincha estaba para Campeón: “Ponga huevos pincharrata, ponga huevo y corazón, que esta hinchada se merece, se merece ser Campeón”
No habíamos terminado de bajar la adrenalina de ese domingo, que ya nos embarcábamos en una nueva odisea: comprar las entradas para la final con lo que todo eso implicaba. La radio desde esa misma noche anunciaba que la gente ya empezaba de a poco a hacer cola, y el partido era el miércoles, con la venta de ticket el día anterior. Era la tarde del lunes y ya no estábamos tranquilas en casa, teníamos que ir a esa interminable espera que era la fila o nos podíamos quedar con las manos vacías. Entramos enseguida en acción!! Mamá y Sole fueron a conseguir una carpa (gracias Belu) y yo me fui sola para las ventanillas del viejo estadio de 1 y 57. La gente acampaba y ocupaba los lugares que llegaban hasta girar en la Avenida Iraola del Bosque, a la altura del portón de entrada de ambulancias de la cancha auxiliar. Ese fue nuestro lugar desde las 9 de la noche hasta que amaneció al otro día, con la compañía de mis primos Facu y Gime. La gente empezó a pararse y agolparse, así avanzamos hasta la equina de 1 y 54 aproximadamente a las 9 de la mañana. Por última vez iba a poder moverme del lugar a las 10, cuando fui al baño del Zoo. La espera fue eterna. Con sueño, hambre, sed y calor teníamos que aguardar aun para el comienzo de la venta de localidades. Las siguientes horas fueron un verdadero caos. Golpes, llantos, apretujones eran el común denominador de momentos de locura y desesperación por obtener una entrada. Casi a las 10 de la noche y exhaustas las 3, obtuvimos una platea, lo único que quedaba. Ahora si, felices, volvimos a casa a descansar para el día siguiente, o por lo menos intentarlo.
No se si dormí esa noche, pero bien temprano a la mañana estaba lista para uno de los días mas importantes de mi vida. El partido se había programado para las 5 de la tarde en una cancha neutral, la de Vélez. Se iba a dividir equitativamente las tribunas para ambos equipos, una popular y toda un platea para cada uno. Íbamos a juntarnos con mi tío y mis primos, para salir a Liniers todos juntos, en su casa de City Bell. Así que hacia allá partimos, la leona mayor (Mamá) y sus dos cachorras mayores (Sole y Yo). Unos cuantos minutos en el cole y ya estábamos toda la familia completa para marchar hacia Capital, en la tan usada camioneta. La caravana por la Autopista fue increíble. Colas de todo tipo de transportes adornados con banderas y melodías de bocinazos en cada peaje que nos frenaba. Estacionamos a pocas cuadras del estadio y comenzamos a acercarnos a pie. Era un día esplendido, con mucho calor, pero fue interrumpido por algunos minutos por una lluvia con sol y un arco iris en el cielo. Ya sabíamos de eso…lo mismo había ocurrido en el encuentro con Arsenal…y nosotras a eso le llamábamos Milagro. El partido empezó con gran entusiasmo, pero a los 3 minutos, solo 3 minutos llegó el gol de Palermo. En ese mismo instante sentís el peor de los dolores en el pecho, como todos tus sueños se desvanecen. No se podía perder después de todo el camino que habíamos recorrido. Para males, poco antes de terminar el PT, fue expulsado Pablito Álvarez por una chiquilinada, tirarle una patada enojado a Ledesma. Por suerte también lo arrastró fuera de la cancha a él con otra roja, al responder al golpe. Nos fuimos perdiendo al entretiempo y así con mi enojo a cuesta lo descargue con mi hermana, simplemente porque dejó pasar por las escaleras donde nos ubicábamos, a un hombre y apenas me empujó. Ahora en verdad me río, pero en ese momento volaba de la bronca. Mis sueños de campeonato parecían que se esfumaban. Para colmo la sed era incontrolable y la única bebida que vendían en el estadio parecía la mas cara del país. Al empezar el ST los nervios me carcomían desde bien adentro, pasaba el tiempo y todo seguía igual. Pero la clave del partido llegó cuando Lavolpe decidió sacar del campo de juego a Guillermo. El melli estaba jugando con la cabeza, y se ocupaba de sacar del partido a la Bruja. A partir de ahí se ordenó el equipo y avanzó.
A los 19´ llegó una falta fuera del área la cual se cambio por gol con un tiro libre impecable del principito. La sola idea de ir a penales me preocupaba, ya que boca siempre fue un entendido en el tema.
Así a los 35´ una pelota de Pavone por encima del arquero sentencio el partido. Pero en la tribuna el tiempo puede ser eterno, y nadie veía el cartel marcando los 5 minutos de adición. Una eternidad pareció que nos acompaño desde ese tanto hasta que el arbitro marcó el final del partido. Automáticamente, mi hermana y yo terminamos inundando de lágrimas a un gran hombre que nos abrazo a las dos. Todo era felicidad, éramos CAMPEONES después de 23 años, y yo estaba ahí para contarlo. Vino todo lo que llega con el equipo ganador: jugadores subidos a los alambrados, levantar la copa, vuelta olímpica, y como ya es histórico, todo esto acompañado de la canción de Queen “We are the champions”. El celular empezó a sonar, el primer mensaje era del chino felicitándome, para luego seguir con los de Naty (que desde temprano me pasaba el parte de todo lo que ocurría) y el llamado de Chuca, a la que nunca escuché por los gritos de la tribuna. Así volvimos a La Plata, otra vez en caravana, para terminar los festejos en el estadio Único.
Y así fueron mis meses en un campeonato tan soñado como sufrido. Por primera vez lograba ver al Pincha campeón y es algo que jamás voy a sacar de mi cabeza, porque no hay que olvidarse…los Milagros existen.
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